Este templo guarda entre sus muros los testimonios y recuerdos vivos de la primera Santa de América: Santa Rosa de Lima.
En el complejo de la iglesia se encuentra el Pozo de Santa Rosa, espacio que durante todo el año, y en especial los 30 de agosto, es visitado por miles de personas que escriben sus peticiones para posteriormente arrojarlos al pozo con fe en que la santa les conceda el milagro.