Este monumento arqueológico se encuentra debidamente preservado, y contrasta con los edificios modernos que están ubicados a su alrededor, siendo un claro testimonio del gran legado dejado por antiguas sociedades. Se trata de un conjunto arqueológico que también responde al nombre de Pan de Azúcar, a causa de la hacienda donde se encontraba, y que habría tenido su edificación aproximadamente en el siglo III, siendo habitada incluso hasta el periodo de expansión incaica en el siglo XV.